domingo, 12 de octubre de 2008

Ana...


Ana, es tan corta la vida,
y son tantas despedidas
llenas de promesas vanas.

Ana, ¿qué será de nosotros
cuando caigamos y otros
ocupen nuestro lugar?

Ana, ¿dónde será la batalla
próxima en que perdamos
la guerra contra la soledad?

Ana, volverás a escuchar
las piedras que contra tu ventana
lanzó la felicidad.

Lanzó la felicidad.

Ana, es tan corta la vida,
quizás me vuelva mentira
y no te conozca mañana.

Ana, cuando te esconda un abrazo
recuerda entonces el año
en que forjamos la paz.

Ana, quizás me marche y no vuelva,
quizás me muera y no tengas
que maldecirme jamás.

Ana, te veo y me declaro culpable
de desear tu presencia
más que desear la paz.

Ana, ¿qué hago yo con mis canciones,
con el manojo de escarcha,
con mis ganas de matar?

Ana, ¿qué hago yo con las montañas
de papeles que he firmado
jurando morir o amar?

Jurando morir o amar.

Ana.

Una Anna entre anas.

lunes, 6 de octubre de 2008

DABA MIEDO


"...daba miedo, salir al rellano, bajar, bajar solo, salir a la calle, salir solo, empezar a caminar, caminar solo, hasta la esquina, la esquina sola, el café de Max, Max solo, el farol de la rue de Bellechase donde...donde solo. Y quizá a partir de ese momento."


Esta es solo una muestra de las reflexiones Horacio en Rayuela...no es que la acabe de entender del todo (tampoco creo que nadie entienda Rayuela de todo), pero hoy me hace pensar en el miedo que últimamente tenía de bajar las escaleras de mi casa (una fobia no relacionada con la altura ni la peligrosidad de sus baldosas extremadamente erosionadas por el subir y bajar de inquilinos). Me hace pensar en las ganas que tenía de que lloviera todo el rato para bajar las persinas y tener la mejor escusa para quedarme en casa.


Pero Cortázar tuvo la excelente idea de terminar el párrafo con una esperanza de las bonitas. Quizás si somos un poco valientes.....¿no?